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Glaucoma

¿Qué es el glaucoma?

El glaucoma es una enfermedad ocular progresiva que daña el nervio óptico, encargado de transmitir la información visual al cerebro. Si no se trata, puede llevar a la pérdida irreversible de la visión. Es una de las principales causas de ceguera en el mundo.

Tipos de glaucoma

  • Glaucoma de ángulo abierto: Es el tipo más común y se desarrolla lentamente sin síntomas iniciales.
  • Glaucoma de ángulo cerrado: Es menos común, pero puede presentarse de manera repentina con dolor y pérdida de visión.
  • Glaucoma congénito: Presente desde el nacimiento debido a defectos en el desarrollo del ojo.
  • Glaucoma secundario: Asociado a otras condiciones médicas, como diabetes o traumatismos oculares.

Factores de riesgo

Los principales factores de riesgo para desarrollar glaucoma incluyen:

  • Presión intraocular elevada (PIO): Es el principal factor de riesgo para desarrollar glaucoma.
  • Historia familiar de glaucoma: Tener familiares con glaucoma aumenta significativamente el riesgo.
  • Edad avanzada: El riesgo incrementa a partir de los 60 años.
  • Condiciones oculares previas: Miopía, hipermetropía y traumatismos oculares aumentan la probabilidad de glaucoma.
  • Enfermedades sistémicas: Diabetes, hipertensión y migrañas son factores asociados.
  • Uso prolongado de corticosteroides: Puede contribuir al desarrollo de la enfermedad.

Síntomas

Los síntomas varían según el tipo de glaucoma:

  • Glaucoma de ángulo abierto:
    • Pérdida gradual de la visión periférica.
    • Generalmente sin dolor ni molestias en las primeras etapas.
  • Glaucoma de ángulo cerrado:
  • Dolor ocular intenso.
  • Enrojecimiento del ojo.
  • Visión borrosa o halos alrededor de las luces.
  • Náuseas y vómitos.

Diagnóstico del glaucoma

El glaucoma se diagnostica a través de pruebas oftalmológicas completas, como:

  • Tonometría: Mide la presión intraocular.
  • Campo visual: Detecta pérdidas en la visión periférica.
  • Paquimetría corneal: Mide el grosor de la córnea.
  • Tomografía de coherencia óptica (OCT): Proporciona imágenes detalladas del nervio óptico.

Tratamientos para el glaucoma

Su tratamiento está orientado a reducir esa presión para evitar o ralentizar el daño irreversible del nervio óptico, ya que, una vez que se pierde la visión por glaucoma, no puede recuperarse.

El tratamiento inicial suele ser con gotas oftálmicas que disminuyen la PIO, ya sea reduciendo la producción del humor acuoso o facilitando su drenaje.
Entre los principales fármacos utilizados se encuentran:

  • Prostaglandinas: Aumentan la salida del humor acuoso a través de la vía uveoescleral. Son de primera elección por su eficacia y aplicación diaria.
  • Betabloqueadores: Disminuyen la producción de líquido intraocular. Son eficaces, pero deben usarse con precaución en pacientes con enfermedades respiratorias o cardíacas.

Otros fármacos complementarios incluyen inhibidores de la anhidrasa carbónica, agonistas alfa-2 y combinaciones fijas.

El láser puede ser una alternativa o complemento a las gotas, especialmente en pacientes con baja adherencia al tratamiento médico o en tipos específicos de glaucoma.

  • Trabeculoplastía láser selectiva (SLT): Se utiliza en glaucomas de ángulo abierto. Estimula el tejido del trabéculo (estructura de drenaje del ojo) para mejorar la salida del humor acuoso. Es indolora y ambulatoria, y puede repetirse si es necesario.
  • Iridotomía periférica láser: Indicada en glaucomas de ángulo cerrado o en ojos con riesgo de cierre angular. Crea un pequeño orificio en el iris para permitir un mejor flujo del humor acuoso y evitar el aumento súbito de la presión intraocular.

Cuando la presión intraocular no puede ser controlada con medicación ni con láser, se recurre a la cirugía. Estas intervenciones buscan crear nuevas vías de salida para el humor acuoso, reduciendo así la presión ocular.

  • Trabeculectomía: Es la cirugía más utilizada. Consiste en crear un canal de drenaje que permite que el humor acuoso salga del ojo y se absorba en una pequeña ampolla filtrante formada bajo la conjuntiva. Es eficaz y puede controlar la presión por muchos años, aunque requiere controles postoperatorios frecuentes.
  • Implantes de derivación o válvulas (como válvula de Ahmed): Se colocan dispositivos que redirigen el humor acuoso hacia un reservorio externo bajo la conjuntiva. Se utilizan especialmente en casos complejos o cuando la trabeculectomía no es suficiente o ha fallado.
  • Cirugías mínimamente invasivas (MIGS): Técnicas más recientes y seguras que se realizan a través de incisiones pequeñas, indicadas en glaucomas leves o moderados. Algunas se combinan con cirugía de catarata.

Prevención y detección temprana

  • Realizar controles oftalmológicos periódicos, especialmente después de los 40 años.
  • Informar al médico sobre antecedentes familiares.
  • Mantener una vida saludable:
    • Controlar enfermedades sistémicas como diabetes e hipertensión.
    • Evitar el tabaquismo y mantener una dieta equilibrada.

Preguntas frecuentes

No, pero se puede controlar para prevenir daños mayores.

Comienza afectando la visión periférica y puede progresar hacia la ceguera total si no se trata.

Sí, este tipo se denomina glaucoma de tensión normal y requiere seguimiento especializado.

No, el glaucoma de ángulo abierto es asintomático en las primeras etapas, lo que hace crucial la detección temprana.

Nuestro especialista en glaucoma es el Dr. Joao Franca. Para más información visita su perfil.

Impacto del glaucoma en la calidad de vida

El glaucoma puede afectar la capacidad para realizar tareas cotidianas como conducir, leer o caminar. Es crucial un tratamiento temprano y adecuado para preservar la visión y mantener la independencia del paciente.

Consulta a tu oftalmólogo regularmente para prevenir y tratar el glaucoma de manera eficaz. La salud visual es clave para una vida plena y activa.